Uno de los meses más genuinamente celebrados en Fuente la Lancha es el de diciembre: llamado en esta localidad el mes de “las Matanzas”. No hace aún demasiados años, era muy común que familiares y vecinos se reunieran en una casa cualquiera para matar el cochino y, a la vez, pasar juntos una jornada de alegre faenar elaborando chorizos, salchichones y morcillas.

   Si la matanza adquiría en aquel tiempo, dentro de este pueblo de Los Pedroches, un tinte sublimemente peculiar y festivo: las gentes trabajaban y se pringaban las manos, y hasta los brazos, en las artesas de madera y en las máquinas, preparando los suculentos embutidos, no obstante, a pesar de la ardua tarea de preparar la matanza, la jornada solía transcurrir jovial y amistosamente, entre risas y bromas, sin olvidar el trabajo, con algún trago de anís o vino, degustando algunas suculentas tapas de carne o chorizo, lo cual daba una salsa especial, un peculiar gracejo, a estas labores tan entrañables y familiares.

   Últimamente, a causa de la progresiva proliferación de chacinerías y autoservicios -donde es posible adquirir toda clase de embutidos- “las Matanzas” han venido decreciendo en la comarca de Los Pedroches; y así en Fuente la Lancha, como en otros pueblos, muchas familias han ido olvidando este genuino y peculiarísimo ritual de la matanza del cerdo, que -como bien hemos dicho- en otro tiempo llegó a adquirir una verdadera condición festiva y folklórica, enraizada en este pueblo.

   Por último, dentro de las tradiciones de  este pueblo y   también en  el mes de Diciembre,
 -el mes de “Las Matanzas” como dijimos anteriormente-, es costumbre que los quintos del año celebren el día 24 su fiesta particular. Esta consiste, fundamentalmente, en realizar un gran candelorio con las ramas de encinas de la dehesa que son regaladas por el Ayuntamiento, a la vez que arrancadas por todos los quintos del lugar. La noche del día 24 de diciembre las gentes de Fuente la Lancha se acercan a visitar el inmenso candelorio, mientras los quintos cantan por las calles del pueblo y dan buena cuenta de su garrafón de vino. En los anaranjados rescoldos de la lumbre las gentes asan chorizos, y se canta disfrutando de la fiesta familiar y cálida.